EL CARDOSO DE LA SIERRA

EL CARDOSO DE LA SIERRA

sábado, 12 de junio de 2010

ARQUITECTURA NEGRA

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LA RAZÓN CONSTRUCTIVA DE LA
DESDE EL MODERNO PUNTO DE VISTA DE LA HISTORIA DE LA CULTURA
MATERIAL
ARQUITECTURA NEGRA DE GUADALAJARA
Luis Maldonado Ramos
Dr. Arquitecto
Catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
La
característicos y diferenciados de España, tanto en el aspecto estético como en el puramente
constructivo. Aunque ha sido estudiada e incluso clasificada en diversas ocasiones, al menos
desde la puesta en valor del patrimonio tradicional realizada por los compendios clásicos de
Carlos Flores o Luis Feduchi, no deja de ser cierto que aún no ha sido enteramente comprendida
en sus caracteres constitutivos desde el punto de vista meramente constructivo. El enfoque
estético y el antropológico resultan interesantes desde la aceptación colectiva y la protección de
este tipo de patrimonio, pero un entendimiento del mismo desde el punto de vista científico
requiere de otro tipo de aproximación. Siguiendo las tendencias de análisis arquitectónico y
constructivo ligadas a la moderna preocupación de las escuelas históricas por la llamda
material
podemos acceder a una visión más ajustada de la arquitectura desde su propia realidad física. Si
tenemos en cuenta que la adaptación al medio, el uso de materiales y la funcionalidad son
presupuestos básicos en toda arquitectura popular, resulta que el análisis específicamente
constructivo es esencial para entender los mecanismos y soluciones que habitualmente emplea
la
arquitectura negra de Guadalajara es uno de los conjuntos de arquitectura popular máscultura(entre la cual se cuentan también los sistemas y procedimientos constructivos)arquitectura negra.
La hipótesis que plantea el presente texto es precisamente que el medio geofísico determina
profunda y esencialmente las tradiciones constructivas (y por ende las arquitectónicas en
general) que dan lugar a la arquitectura tradicional, permitiendo variaciones tipológicas y
compositivas en un margen estremadamente estrecho, situació que se mantiene a lo largo de los
siglos. Puede que el determinismo cerrado haya sido ya discutido y relativizado en el campo de
las ciencias sociales y también en la teoría y el ensayo arquitectónicos desde la segunda mitad
del siglo XX, pero cuando es adoptado sin pretensiones de extrapolación teórica resaulta una
herramienta indispensable para comprender muchos de los fenómenos constructivos que afectan
a la arquitectura tradicional o en todo caso preindustrial (cuando la influencia del medio sobre
los productos culturales era marcada y casi inevitable).
Los pueblos de la arquitectura negra
Al estudiar los veintiocho pueblos que hemos seleccionado para el presente análisis nos damos
cuenta de que existen unas constantes en el uso de materiales y en el sistema constructivo que
permanecen en un gran número de estos pueblos. Estas características constructivas se completan
con el urbanismo, expresión de los factores que configuraron la sociedad agraria en que vivían sus
Texto publicado en "Actas del IV Congreso Nacional de Historia de la Construcción", Instituto Juan de Herrrera, 2005, Madrid
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habitantes. Atendiendo a estas similitudes constructivas y urbanísticas podemos clasificar los
pueblos en tres grupos:
I. El primero lo denominamos "arquitectura negra de pizarra" y en él incluimos los
pueblos que emplean la pizarra de forma exclusiva en muros y cubierta. Este grupo
tiene una unidad muy clara y es el que presenta mayor homogeneidad dentro de la
Arquitectura Popular española. Incluye los pueblos de: Campillejo, El Espinar,
Roblelacasa, Campillo de Ranas, Robleluengo, Majaelrayo, La Vereda, Matallana y La
Vihuela.
II. El segundo grupo lo llamamos "arquitectura negra de cuarcita" y lo forman los pueblos
que aunque emplean la pizarra como material de cubierta también utilizan la cuarcita,
mezclada con la pizarra, como matrerial de composición de los muros. Este grupo no
tiene las características tan peculiares del primero, ni su arquitectura mantiene el mismo
número de elementos vernáculos, pero representa una unidad con elementos que
difieren de los otros grupos. A él pertenecen los siguientes pueblos: Almiruete,
Palancares, Semillas, Las Cabezadas, Arroyo de las Fraguas El Ordial, Umbralejo,
Valdepinillos, La Huerce, Zarzuela de Galve, Valverde de los Arroyos, Aldeanueva de
Atienza, La Miñosa y otros que no hemos incluido porque actualmente mantienen
pocos elementos que responden a este tipo de arquitectura, aunque se puede considerar
que en un tiempo su caserío estuvo construido según las características de este segundo
grupo; como ejemplo citamos Zarzuela de Jadraque, Hiendelaencina o La Nava de
Jadraque donde quedan restos de arquitectura negra en las tinadas y corrales, que es
donde esta tipología ha sufrido menos alteraciones.
III. El tercer grupo lo componen los pueblos que no pertenecen a la arquitectura negra pero
que nos sirven para comprobar que las características constructivas varían al cambiar de
tipología de arquitectura popular. Hubiéramos podido incluir en este grupo todos los
pueblos de la provincia, pero eso formaría parte de otro estudio más extenso en el que
se analizaría toda la arquitectura vernácula de Guadalajara. En este grupo incluiríamos
los pueblos de
Son emplazamientos muy próximos al pico Ocejón, con ciertas similitudes en su
arquitectura que nos obligan a profundizar en el sistema constructivo y en los materiales
empleados.
La característica de arquitectura próxima es la que nos decidió a incluirlos en el
presente trabajo, pues existen otros pueblos como Tamajón, Atienza, o Somolinos que
bordean la zona de los Pueblos Negros y donde la variación de arquitectura es tan clara
y los materiales empleados tan diferentes que no hace falta realizar un estudio para
comprobar que el sistema constructivo aplicado es totalmente distinto.
El criterio seleccionado para exponer la clasificación que acabamos de realizar es el de la unidad en
la tipología arquitectónica; es el primer grupo descrito el que responde a unas singularidades que le
confieren un valor único dentro de la arquitectura popular española. Obedece a todas las premisas
necesarias para considerar a la arquitectura negra de pizarra del pico Ocejón como una unidad
singular de arquitectura vernácula en perfecto estado, que mantiene actualmente todos los
elementos tradicionales. En todos los pueblos del grupo, tanto en los abandonados como en los
habitados, existe una unidad constructiva que responde a una razón común.
Mediante el análisis de la tipología edificatoria, los materiales de construcción, los elementos y
sistemas constructivos y las lesiones y daños de los edificios, podemos demostrar la existencia de
unos elementos que tienen una presencia constante en toda la arquitectura del grupo. Estos
Galve de Sorbe, Colmenar de la Sierra, Cabida y Peñalba de la Sierra.
Texto publicado en "Actas del IV Congreso Nacional de Historia de la Construcción", Instituto Juan de Herrrera, 2005, Madrid
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elementos responden a unas causas propias de un razonamiento lógico, sin que queramos caer en
un determinismo demasiado literal. Si la arquitectura de un pueblo es el reflejo de la sociedad que
la crea, con todos sus factores - económicos, sociales, espirituales, tecnológicos, físicos y
geográficos - es obvio que estos factores son los que condicionarán el resultado del hecho
arquitectónico, convirtiéndose en condicionantes causantes del mismo.
Estudiando la tipología urbana de los pueblos de la arquitectura negra comprobamos que los
asentamientos no responden sólo a problemas geofísicos sino que resuelven otros como la
organización de una vida en común o la adecuación a una economía de carácter agropecuario.
Aunque a simple vista los pueblos estudiados no presentan unos caracteres específicos urbanos, se
descubren unas formas y unos tipos que expresan la existencia de algo común a ellos, que no
responde a un estudio o a una técnica desarrollada o transmitida. Este modelo urbano,
aparentemente anárquico o circunstancial, se encuentra regido por unos principios comunes que
confirman la existencia de una razón que no se queda en la construcción, sino que influye en toda la
arquitectura. Una demostración palpable es la similitud que existe en todos los pueblos en cuanto a
su organización urbana y su relación con el medio, encontrándose muy pocas diferencias entre unos
y otros.
La relevancia del material
Uno de los puntos que confieren este carácter de unidad es el empleo de los mismos materiales de
construcción. En los pueblos del primer grupo, la pizarra se encuentra utilizada de forma masiva,
hasta el punto de ser casi exclusivo su uso como material de construcción. Si consideramos las
características físicas y mecánicas que le dan impermeabilidad, elasticidad y resistencia a cambios
térmicos unidas a su localización en la zona, es fácil seguir un proceso que explique el porqué de su
empleo.
Los materiales usados son la madera, el barro y la pizarra; pero es este último el elemento clave que
sirve de base para iniciar todo el proceso de investigación y que nos lleva a conocer las causas de
esta arquitectura, que aprovecha un material existente a pié de obra y lo emplea en todas sus
formas posibles para dar respuesta a los problemas que los condicionantes plantean.
El empleo de la pizarra es, además, el punto clave que marca la diferencia entre los grupos de los
pueblos clasificados, siendo su utilización la que definirá la inclusión en uno u otro grupo. La
pizarra se encuentra en íntima unión con el origen y evolución de los pueblos y a través de ella
obtenemos conclusiones que nos llevan a afirmar que
supone la variación y desaparición de esta arquitectura,
tradicional que significa la existencia propia del hombre en el planeta.
El estudio de todos los materiales empleados es fundamental para descubrir el proceso de génesis
de la arquitectura negra. Esto sucede en cualquier tipo de arquitectura popular pero en este caso
concreto va más allá pues el material es el que responde a los condicionantes, y su capacidad para
hacerles frente le confiere ese carácter que consigue convertir a una arquitectura intuitiva y aislada
en una arquitectura con una riqueza de soluciones constructivas que manifiestan no sólo
singularidad sino también idoneidad. Es el material y su campo de aplicación el que nos permite,
mediante un estudio en profundidad, obtener unos resultados válidos para calificar la morfología
del conjunto arquitectónio
Como complemento de la pizarra y también como material fundamental aparece la madera, de
sabina, álamo, roble, encina u olmo, que sirve para solucionar los problemas constructivos que se
plantean y que la pizarra no es capaz de afrontar. Así, comprobamos cómo aparece la madera en los
la alteración en el uso de este materialcon la consiguiente pérdida de un valor
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elementos estructurales como material auxiliar y como sistema de carpintería. Esta variedad en la
utilización del material choca directamente con el desarrollo tecnológico existente pues no existe un
proceso de obtención y elaboración avanzado como sería lógico pensar después de tantos años
empleando el material.
Aunque un desarrollo normal en la construcción arquitectónica supondría el haber avanzado en la
tecnología empleada, en la arquitectura negra esto no ocurre, pues se utiliza según la tradición
desde su origen, empleándose la misma en rollo, desbastada o en escuadrías realizadas con azuela.
Circunstancia ésta que refuerza la idea general, pues si los sistemas constructivos de la arquitectura
negra estuvieran basados en un proceso realizado por el hombre atendiendo a una técnica que se
emplea y transmite por toda la zona, lógicamente esta técnica iría desarrollándose hasta dar
soluciones óptimas que llevaran a emplear materiales aprovechando al máximo sus posibilidades,
como ocurre con los sistemas constructivos actuales.
Sin embargo, al estar estos sistemas basados, no en una técnica constructiva ni en el empleo de un
material, sino en una respuesta inmediata del hombre frente a las circunstancias adversas y
condicionantes de su entorno que ha de encarar con soluciones que le permitan desarrollar su vida,
sucede que cuando alcanza el nivel suficiente de experiencia en el que consigue obtener estas
soluciones el proceso se detiene sin continuar su evolución produciéndose entonces una perpetua
repetición, sobre todo en el ámbito constructivo.
Estas soluciones se mantienen hasta que los condicionantes que las han provocado se modifican
iniciándose entonces una alteración en el hecho arquitectónico que afecta a los materiales y al
sistema constructivo, desvirtuando los valores tradicionales que se han conservado a través del
tiempo para formar parte de la cultura de la sociedad. Estas circunstancias inciden de manera
diferente según se trate de de la arquitectura negra de pizarra o de la arquitectura negra de cuarcita.
Analizando el porqué ha llegado hasta nuestros días este ejemplo de arquitectura popular que
llamamos arquitectura negra de pizarra y el porqué de su perfecto mantenimiento, llegamos a unas
conclusiones objetivas que nos indican cómo al permanecer hasta hace poco tiempo el conjunto de
pueblos en un estado de aislamiento, los factores generadores de la arquitectura como respuesta del
hombre se habían mantenido y por tanto el resultado de esta respuesta que eran las propias
construcciones, también. Para comprobar esta hipótesis nos basta con comparar los demás pueblos
con los del primer grupo que es el que presenta una arquitectura más singular y en mejores
condiciones.
El segundo grupo, compuesto por pueblos cuya arquitectura tiene ciertas diferencias con el
primero, ayuda a confirmar nuestra interpretación principal, ya que queda claro que todos los
pueblos participan de unas características constructivas similares y emplean los mismos materiales,
pero al variar en este caso los factores externos varían también dichos sistemas constructivos y los
materiales, hasta llegar a ejemplos donde la arquitectura negra ya sólo se refleja en las taínas o
tinadas y en un número muy reducido de casas pues todas las demás han visto alteradas sus
características y han eliminado los elementos que las definían como arquitectura negra.
Así pues, en un estudio comparativo entre los dos grupos podemos comprobar cómo aquellos que
han mantenido sus condicionantes presentan una arquitectura tradicional consecuente, mientras que
los que han sufrido una alteración de estos factores experimentan una degradación en su
arquitectura, siendo ésta directamente proporcional a las alteraciones sufridas.
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Arquitectura negra de pizarra
Los pueblos de la arquitectura negra de pizarra presentan unos materiales, elementos y sistenas
muy homogéneos, reflejo de la identidad común de su arquitectura. Los muros son de mampostería
de pizarra, las cubiertas de lajas del mismo material y las carpinterías de reducidas dimensiones, en
madera de roble o encina. Este empleo de la pizarra tanto en paramentos verticales como en
cubiertas, unido a la configuración exterior de las casas que (constan de una sola planta con tejados
de poca pendiente y gran superficie y escaso número de huecos exteriores) son los rasgos que
califican a la arquitectura negra y la identifican como una arquitectura de economía primaria que se
integra totalmente con el medio en el que se desarrolla.
En el estudio de sus materiales y elementos constructivos se comprueba la repetición del sistema,
ampliando la homogeneidad de los pueblos de los pueblos del primer grupo, que no sólo se
identifican por la tipología externa sino por factores de naturaleza más profunda como son los
invariantes constructivos, originados por causas comunes. Así, la cimentación de las casas presenta
una tecnología simple, que aprovecha al máximo el subsuelo existente al realizarse directamente
sobre la roca madre de pizarra. En los muros no existen elementos de transición entre éstos y el
terreno ya que no es necesario repartir la carga en mayor superficie, limitándose el sistema a
desbrozar, a eliminar la capa vegetal del terreno y a nivelar en la medida de lo posible la base de los
muros. Todo ello realizado con herramientas muy rudimentarias, que suelen coincidir con las
empleadas en las labores del campo. Cuando existen elementos de madera que por su función
tienen que ir sobre el terreno, entonces se emplea la pizarra caliza o incluso se utiliza la madera con
una doble función de forma tal que actúe como aislante con respecto al terreno para evitar hongos
de pudrición y ataques de xilófagos, pero no necesariamente con una función estructural de soporte
de carga.
La estructura de las casas es idéntica en todos los casos estudiados y surge como respuesta a los
problemas planteados, siempre con el empleo de los materiales disponibles más inmediatos.
Distinguimos dos tipos básicos que corresponden a edificaciones auxiliares, como son los
encerraderos de ganado o las tainas, y a edificaciones más complejas como son las viviendas. El
primer tipo se resuelve con muros perimetrales de carga construidos a base de mampostería de
pizarra y cubierta con estructura de madera de vigas y pies derechos y con nudos que siempre
trabajan en apoyo simple.
El segundo tipo emplea como estructura principal la madera, tanto en los muros exteriores como en
las crujías interiores y en la cubierta. Esta estructura de pilares y vigas de madera se completa con
un muro perimetral de mampostería de pizarra que sirve para arriostrar el conjunto, pues no existen
uniones rígidas sino apoyos simples que trabajan gracias al peso que reciben y a los muros, que
impiden su desplazamiento. La estructura de la cubierta es similar al tipo anterior, con alguna
complejidad según sean los faldones existentes.
Las cubiertas son siempre de lajas de pizarra dispuestas en orden según su tamaño,
correspondiendo las de mayores dimensiones al alero y disminuyendo según se acercan a la
cumbrera. Esta se resuelve con pizarra "a tijera", pues su realización se adecua al material
empleado y ofrece una respuesta óptima a los problemas que el medio plantea, sobre todo al evitar
el desplazamiento de estas piezas por acción del viento. En cuanto al alero, existen diferentes
soluciones, pero la más generalizada corresponde a la más simple que consiste en volar las lajas de
mayor tamaño.
La carpintería exterior es siempre de reducidas dimensiones con huecos dispuestos de forma
aleatoria que no guardan ninguna simetría ni orden lógico, correspondiendo a una necesidad
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orgánica de iluminación y ventilación interior, limitada por los elementos constructivos y por el
clima soportado. Aunque actualmente existen carpinterías móviles con encuentros en madera bien
realizados, originariamente estos huecos no presentaban este tipo de carpintería o ésta estaba
realizada de forma elemental con tablas y travesaños clavados.
En las puertas de acceso a la vivienda y a los corrales, el anterior sistema se vuelve más complejo,
pues al ser necesariamente estos elementos de mayor tamaño y por tanto de mayor peso, es
obligado disponer de unas bisagras que a la vez que soportan dicho peso permitan el giro de la
puerta. En el caso de los encerraderos este elemento se realizaba con un vástago de madera acabado
en punta tronco-cónica que se introducía en una laja de pizarra a la que previamente se le había
practicado una perforación. Se completaba el mecanismo con unas abrazaderas de hierro forjado
que sujetas al cerco o a los tizones de los muros, permitían el giro de la puerta.
Los acabados interiores responden a soluciones de economía de subsistencia, donde se emplean
materiales procedentes del ecosistema con muy poca elaboración. A diferencia de las arquitecturas
tecnificadas, donde todos los interiores se realizan con materiales elaborados con procesos
industriales, en la arquitectura popular y sobre todo en la arquitectura negra, se emplean los mismos
materiales que en la construcción de los demás elementos y obtienen su condición de acabado, no
con la transformación del material sino con el sistema constructivo empleado en su aplicación.
Los tabiques internos se construyen con diferentes técnicas pero siempre se emplea la madera, la
piedra y la tierra en la elaboración de adobes. El acabado final es igual en estos tabiques que en el
trasdós de los muros de cerramiento y consiste en extender sucesivas capas de tendidos de barro
con carga de paja seca, disminuyendo el espesor de las mismas conforme nos acercamos a la
terminación y rematándose con una pintura de cal.
En los solados también se emplea la madera, la piedra y la tierra. La madera en forma de
entarimado sobre las vigas del forjado en el "sobrado". La piedra en lajas de pizarra que sirven para
solar el zaguán de entrada y la tierra, previa compactación, en habitaciones interiores.
Los daños o lesiones constructivas que presentan las casas correspondientes a los pueblos del
primer grupo responden siempre a una falta de conservación y mantenimiento, propia de pueblos
semiabandonados. Si tenemos en cuenta que una arquitectura popular requiere necesariamente un
mantenimiento continuo y que esta conservación, aunque no precise una técnica elaborada, sí
precisa de un esfuerzo físico considerable, nos daremos cuenta de que cuando se inicia un proceso
de emigración como el producido en estos pueblos, las casas empiezan a sifrir una lenta agonía
hasta su total destrucción.
La destrucción es un proceso que se inicia por la cubierta, en la que por acción de los agentes
atmosféricos las lajas de pizarra se desprenden, se mueven o se rompen permitiendo el paso de la
lluvia que acaba por crear las condiciones óptimas de humedad y temperatura para la proliferación
de hongos de pudrición que descomponen la madera de los elementos estructurales, que por pérdida
de su capacidad portante ceden ante el peso de la cubierta. Una vez hundida ésta, los muros reciben
la acción directa de la lluvia, el sol, viento y nieve provocando un lavado del mortero de barro
empleado para el asentamiento de los mampuestos y el consiguiente desprendimiento de los
mismos que acaba, por último, con el desplome de los muros. Es de esta forma cómo el entorno
vuelve a absorber todos los materiales que había cedido para la construcción de un hábitat humano,
razón por la cual se puede considerar a la arquitectura negra como una arquitectura ecológica pues
además de estar totalmente integrada en el paisaje y en el medio en que se desarrolla, la naturaleza
es capaz, por medios propios, de "reabsorber" las edificaciones levantadas por el hombre, como
ocurre con las construcciones realizadas por los animales irracionales.
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La arquitectura negra de cuarcita
En el segundo grupo los pueblos presentan un asentamiento más adecuado a los elementos
topográficos, pero con un crecimiento orgánico que se desarrolla en función de las necesidades de
sus habitantes, aunque siempre con el carácter rural propio de su economía. Este urbanismo crea
espacios públicos como elementos residuales que adquieren su valor no por la concepción
generadora de los mismos, sino por la función que se realiza en ellos. Ocurre como en los sistemas
constructivos, que no responden a una intencionalidad propia de una técnica, sino a una respuesta
inconsciente dada por sus habitantes.
La
- Las viviendas que carecen de corral.
- Las viviendas que emplean la planta baja para esa función.
- Aquéllas que tienen el corral adosado.
- Los corrales o tinadas de uso exclusivo.
Aquí encontramos una de las diferencias más claras entre ambos grupos, pues mientras que en la
arquitectura negra de pizarra las casas son de una planta, en la que se dispone la vivienda y el
corral, en la arquitectura negra de cuarcita las viviendas son de dos plantas, situándose en la planta
baja el corral y el almacén de los aperos de labranza y en la planta superior la vivienda. En los dos
casos existe una cámara bajo-cubierta (el ya conocido "sobrao") que se utiliza como granero y
almacén.
En cuanto al empleo de los
aquí se vuelven a usar la piedra, la madera y el barro, en este caso los muros se realizan con
mampostería de pizarra y cuarcita, siendo más abundante esta última, obteniéndose mayor esbeltez
en los muros y favoreciendo la aparición de una segunda planta. En vez de emplear la pizarra como
material exclusivo, este segundo grupo de pueblos aprovecha otros materiales disponibles en el
subsuelo local, limitando la pizarra a la cubierta y algunos mampuestos. En cuanto a la madera,
sigue siendo de roble, encina y olmo fundamentalmente.
Los
muros con una tonalidad más clara propia de la cuarcita, que desvirtúa el carácter de arquitectura
negra.
En el análisis de los
grupos pues aunque los materiales varían ligeramente de uno a otro, el sistema constructivo es
idéntico produciéndose leves desviaciones en los elementos de estructura al poseer este segundo
grupo un gran número de casas de dos plantas.
La cimentación se realiza de forma idéntica, es decir, directamente sobre el terreno que, aunque en
este caso no es pizarra sino cuarcita, presenta las mismas ventajas en cuanto a resistencia e
indeformabilidad y no tiene problemas de estabilidad al transmitirle una mayor carga debido al
aumento del número de plantas.
La estructura también presenta soluciones idénticas tanto en los elementos portantes de los forjados
y muros como en la cubierta. Al ser un sistema de vigas y pilares de madera que en la zona exterior
se empotran al muro evitando la transmisión de carga a través de estas mamposterías, permite
resolver perfectamente los forjados de planta primera sin más que crear unos mecanismos de apoyo
de las vigas mediante carreras, durmientes o zapatas. El sistema estructural en los casos del
tipología edificatoria se puede reducir a cuatro tipos:materiales de construcción también existen diferencias pues aunquepercepción exterior también varía, consecuencia lógica del cambio de material, resultando loselementos constructivos es donde encontramos más similitudes entre ambos
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segundo grupo es similar al de los del primero, pero con una altura más y repitiendo las mismas
soluciones para cubierta.
La carpintería exterior es el único elemento constructivo que presenta variación pues en la
arquitectura negra de cuarcita los huecos de ventanas y puertas aumentan de proporciones, como
respuesta a un medio menos agresivo, con temperaturas ligeramente más altas. Estos huecos, que
también se disponen de forma aleatoria en fachada y perfectamente orientados a mediodía,
necesitan una labor algo más compleja para la realización de su carpintería que, como se ha visto,
presenta varias soluciones en función del tamaño de los mismos. Sin embargo, se mantiene esa
forma tosca de trabajar la madera de la arquitectura negra de pizarra y que supone un claro
desconocimiento de las labores propias de carpintería.
Los acabados internos estudiados en la arquitectura negra de cuarcita son coincidentes con los de
Pizarra empleándose los tres materiales básicos de construcción: madera, piedra y barro. En la
planta baja los solados son de lajas de pizarra para el zaguán, lugar por el que pasan los animales a
la cuadra y los habitantes a la vivienda a través de la escalera. En el resto de las dependencias de
planta baja, el suelo se realiza con tierra apisonada ya que su uso es de almacén o corral. Los
paramentos verticales de esta planta se terminan con mortero de barro en sucesivas capas.
En la planta primera, correspondiente a la vivienda, los solados son de dos tipos, el primero se
realiza con tarima de tabla clavada sobre los rollizos de madera que sirven de viguetas. Esta
solución permite la transmisión de calor desde las cuadras hasta los dormitorios. El segundo tipo
de solado consiste en una terminación de mortero de barro y paja seca que cumple una función
contraria al anterior pues se emplea como aislante para mantener el calor producido en la cocina.
En los paramentos verticales se aplica un tendido de barro según el procedimiento ya estudiado que
se acaba con una aplicación de aguada de cal para aumentar la luminosidad de las habitaciones y
evitar la degradación de este revestimiento.
En la planta bajo cubierta el solado es de tarima a fin de que permita la transmisión de calor entre la
primera planta y esta, y se realice un correcto secado del grano almacenado. Las paredes se
mantienen en mampostería vista, por lo que se produce un polvo procedente de la erosión del
mortero de barro empleado en el asentamiento de los mampuestos y que confiere un aspecto de
abandono al "sobrao".
Referente a la
de la arquitectura negra de pizarra ya que todos los daños y lesiones son consecuencia de la falta de
mantenimiento. Una vez que falta el material, si no se repara inmediatamente se origina un daño
que no corresponde a una mala ejecución o a un sistema constructivo inadecuado, sino a una lesión
anterior en otro elemento.
Hasta aquí llegaría el estudio comparativo de los dos tipos fundamentales de arquitectura negra
observados. En cuanto a los otros pueblos, observamos que sus características arquitectónicas
difieren totalmente y dotan a la arquitectura negra de una singularidad que escapa a la definiión que
ensayamos aquí.
Existiría realmente un grupo adicional de pueblos que, perteneciendo a la zona del macizo de
Ayllón, se pueden considerar de arquitectura negra, pero al no hallarse en de la provincia de
Guadalajara no los consideraremos. Se aprecian en estos pueblos los rasgos formales y
constructivos de la arquitectura negra, aunque nunca tuvieron una comunicación directa con los
pueblos de Guadalajara ya que les separa de ellos la Sierra de Ayllón, con alturas de 1.765 m y
1.690 m.
la arquitectura negra no deriva de la técnica del sistema constructivo sino de la generalización de
patología detectada en este grupo hay que destacar unas causas coincidentes con lasEs pues este aislamiento y la barrera física que supone la sierra lo que nos confirma que
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una respuesta primaria.
diferencias, los elementos significativos de la arquitectura negra y si ampliáramos nuestro análisis a
los mismos comprobaríamos que los factores determinantes son muy similares a los presentados en
el Macizo de Ayllón.
En este texto nos hemos aplicado a demostrar que la
Guadalajara
el hombre de dos formas, una indirecta, que permite la aparición de un determinado tipo de
arquitectura popular diferente a las demás variantes, y otra directa, que determina las características
constructivas de esta propia arquitectura. La cultura material del hombre aparece claramente
delimitada por aquéllos factores del entorno que le llevan a adoptar cierto tipo de configuraciones
arquitectónicas y sistematizar ciertos procedimientos constructivos y tipológicos que se repiten y
heredan mientras son pertinentes (lo que significa durante siglos). Es el análisis puramente
constructivo que aquí hemos esbozado lo que nos permite comprender la realidad material del
hecho de habitar, sea cual sea el lugar del globo que se examine y sea cual sea la variante cultural
que nos ofrezca, al menos mientras se trate del campo de la arquitectura tradicional, la cual,
utilizando el célebre término de Fernand Braudel, no puede dejar de ser en sí misma un fenómeno
de “larga duración”.
En los pueblos de Becerril, Serracín y El Muyo se mantienen, con ligerasrazón constructiva de la arquitectura negra dees un conjunto de factores externos que llamamos condicionantes, y que actúan sobre
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